Lo que me sucedió después de que me recuperé inicialmente del COVID-19 fue que pensé que estaba bien. Tuve mis 10 días de síntomas y de recuperación, regresé a trabajar, de nuevo a la rutina y, luego, alrededor quizá de 10 a 14 días más tarde, sentí que dos de mis síntomas regresaban: la fatiga, la fatiga extrema, y la opresión en el pecho. Y yo estaba sumamente sorprendida y un poco asustada y me puse en contacto con mi doctora, quien, de hecho, es doctora en el Sistema de Salud Montefiore. Ella fue maravillosa, fue increíble y me llamó y me explicó que nuestros doctores están aprendiendo acerca de este virus cada día, cada semana y compartió conmigo que una de las nuevas cosas que han aprendido fue que para cierto subgrupo de personas, los síntomas cederían y, luego, una o dos semanas más tarde, algunos de los síntomas regresarían. Me explicó que eso no significaba que aún era infecciosa ni podría posiblemente contaminar a otros porque esa era una de mis inquietudes. No quería que otras personas enfermaran. Ella me recomendó que realmente necesitaba descansar más porque sabe cuánto trabajo y sabe cuánto amo mi trabajo. También me ordenó realizarme algunas pruebas solo para descartar cualesquier problemas cardíacos. Pude realizarme esas pruebas y gracias a Dios todas fueron negativas; descansé más y, después, los síntomas desaparecieron nuevamente. Así que ese fue mi trayecto en términos de mi recuperación y así, en este punto, creo que estamos en mayo, ya han pasado seis semanas desde que comencé inicialmente a mostrar los síntomas y estoy feliz de reportar que ninguno de los síntomas ha regresado y me siento bien física, emocional y espiritualmente. Para obtener más información, visite el Centro de Recursos COVID-19 Montefiore o cdc.gov/COVID19 Ver más videos Suscribirse