¿Cómo puedo bregar con los sentimientos de aislamiento durante el COVID-19?
Este es un sentimiento común en mucha gente, ya que nos hemos visto obligados a adaptar nuestras vidas y a soportar las restricciones que nos han impuesto durante esta pandemia. Otra complicación es sentirnos aislados incluso cuando tenemos a gente a nuestro alrededor. Esta sensación de aislamiento no siempre sigue las reglas de la lógica. Lo importante es darse cuenta de cuándo están sucediendo y aplicar una serie de medidas concretas que nos permitan superarla. La primera medida es preguntarse a uno mismo si hay alguna acción productiva que pueda llevar a cabo.
Si tiene la fortuna de tener a personas a su alrededor pero aún así se siente aislado de ellas, tal vez sea el momento de acercarse a esas personas y compartir algún sentimiento. En muchas ocasiones si las personas que le rodean supieran lo que le está sucediendo a usted en su interior, se acercarían y le ofrecerían apoyo y cariño. A veces esas conexiones iniciales con la gente nos ofrecen un poco de calor o el mero reconocimiento de que usted no está solo; a partir de ese momento podemos empezar a sentirnos menos aislados. Quizá esas personas compartan con usted algún sentimiento similar que le permita identificarse con ellas; y esa experiencia les lleve a ustedes dos, tres o cuatro a compartir entre todos la carga de esta misma experiencia derivada del COVID-19.
Es posible que algunos de nosotros no tengamos a nadie a nuestro alrededor con quien podamos hacer eso. En tal caso podemos recurrir a la tecnología y tal vez a dispositivos y aplicaciones como Zoom, FaceTime y Skype, para llamar y conectarnos con personas en nuestras vidas con las que no nos podemos reunir físicamente. Aunque no sean perfectos, estos medios nos dejan conectarnos y apoyarnos. Aunque es posible que no tenga a nadie a quien llamar a través de Zoom o Skype o FaceTime, siempre nos queda el viejo recurso de descolgar el teléfono y hacer una llamada. Es frecuente que a veces no nos apetezca llamar, es cierto. Pero piense que en numerosas ocasiones no nos apetece hacer algo “antes” de hacerlo, pero “después” nos sentimos mucho mejor. En esos casos, es muy útil anteponer las acciones a lo que nos apetece hacer, y actuar cuando creamos que puede ser útil hacerlo, incluso si no nos lo parece de antemano.
Por último, algunos de nosotros quizá estemos en la posición desafortunada de tener a muy poca gente a quien poder llamar por teléfono. En tales casos, puede participar en algo que nos trascienda: algo significativo como una causa benéfica, social o política por el bien del planeta que le haga sentirse empoderado. Relacionarse con otras personas que comparten valores ayuda a combatir los sentimientos de aislamiento y soledad y nos hace sentir bien. Ninguna solución es perfecta, pero debe recordar que hay opciones a su disposición.