Estoy sano y tengo trabajo pero tengo ansiedad, ¿por qué?
Primero, es importante saber que esta sería una respuesta perfectamente natural, dada la frecuencia con la que se nos indica que estemos atentos ante cualquier signo o síntoma de COVID-19. Y todos tenemos una parte del cerebro orientada a mantenernos a salvo. Por lo tanto, sería perfectamente natural que esa parte del cerebro esté atenta para asegurarse de que no comencemos a mostrar signos de la enfermedad.
Sin embargo, tener uno de los síntomas de la enfermedad no significa necesariamente que tenga COVID-19. Es importante buscar información confiable de recursos como webs de la CDC o la Organización Mundial de la Salud. Y si tiene alguna inquietud debe comunicarse con su proveedor de atención médica para asegurarse de que no debe ir al hospital.
Bien, lo primero que hay que saber es que hay mucha incertidumbre en torno al COVID-19 en este momento y que tenemos esta parte de nuestro cerebro que está programada para lidiar con la incertidumbre al hacernos predecir qué podría salir mal y podamos estar adecuadamente preparados en el hipotético caso de que las cosas salieran mal. Históricamente, esto nos ha mantenido a salvo en momentos en los que había peligros reales en el mundo que amenazaban nuestra supervivencia.
El problema ahora es que hay tanta incertidumbre en torno al COVID-19 y está alcanzando tantas áreas de nuestras vidas, que también puede afectar nuestros trabajos y nuestra salud, así como la de nuestros seres queridos. Por lo tanto, primero debe reconocer que la ansiedad es una reacción natural y que es la forma en que nuestro cuerpo nos prepara en caso de que ocurra algo malo. También deberíamos darnos cuenta de que esto solo será un problema si nos causa angustia severa o si bloquea nuestra capacidad para realizar nuestras actividades. En esos casos, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud mental.